Presenta denuncia contra el nuevo mandato “Ser mi mejor versión”

Marta Minujín David Fragmentándose (desde Grecia hasta el Renacimiento y hasta hoy con amor), 1984.

Señor Juez,

Vengo a denunciar un nuevo mandato promovido por los gurúes de la felicidad, quienes pretenden obligarme a ser mi mejor versión.  Me explico.

En primer lugar, he llegado a la conclusión que no soy uno, sino soy muchos.

Esos muchos en mí se manifiestan inconsultamente, la mayoría de las veces y, lo que es peor, cuando le pido a uno de ellos que se presente usualmente lo hace otro en su lugar que yo no había llamado.

Por las dudas aclaro que un psicólogo constató que no soy esquizofrénico, al menos patológicamente, mientras siga reconociendo que esas voces soy yo o nosotros.

En segundo lugar, aprendí que todos mis yo son necesarios.

El soñador, vive proyectando mundos ideales que alimentan mi propósito; el romántico, que sabe que la vida es un camino en el que se disfrutan los momentos; el iracundo, porque hace que me rebele contra las injusticias; el alegre, porque ama la sonrisa a pleno y festeja la vida; el triste, porque hace que aprecie el valor de lo que quiero; el miedoso, porque me cuida; el audaz, porque hace que me atreva a abrir nuevas puertas.

También tengo otros tres que, juntos, forman un equipo tremendo.

Al que hace, le encanta trabajar y poder acompañar a las personas.  El que juzga, vuelve loco al que hace con su perfeccionismo e inconformismo. Las discusiones entre ambos, son dignas de presenciar.

Por suerte está el centrado, que se esmera en conciliar a esos dos.  Es el que alienta al que hace y le reconoce que su poder reside en aquello que puede y, al mismo tiempo, le da razón al que juzga, cuando sus advertencias sirven para mostrar el sendero del orden y disciplina hacia aquello que amo hacer, en orden a los valores que me inspiran en quien estoy siendo.

Hay un cuarto, el adulador, que debo confesar que si, bien me gusta escucharlo de vez en cuando, elijo no seguirlo, porque sé que usualmente viene de la mano de su amiga la pereza.

Por último Señor Juez, me llevó años descubrir que estoy detrás de todos esos que soy.  ¿Quién me va a decir ahora cuál es mi mejor versión? Adelanto que no seré yo el encargado de semejante disparate y mucho menos permitiré que otro me lo diga.

Para cerrar, recuerdo las palabras finales de la canción Soy mi Soberano de Gustavo Cordera, que hago propias:

“Ahí, en esa podredumbre, se encuentra el compost de mi flor
Ahí, donde la vida duele, se abren los ojos del amor
Ahí, en el pozo de la desidia, germinan ganas de crear
Ahí reconocernos es suficiente, es empezar a cambiarnos

Soy lo que siento, lo que me pasa
Ese es mi templo, esa es mi casa
Soy como nadie, soy diferente
Yo soy mi Dios.”

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